martes, 18 de noviembre de 2008

Cambiar (13-01-08)

Hace poco leí en un perfil una frase en un perfil que me gustó. No ya porque me pareció contundente si no porque además la mayoría de las personas se empeñan en afirmar lo contrario. ¿Cuántas veces habré escuchado “yo no cambio”? Como si el no cambiar de forma de pensar y de actuar diese más autenticidad a la personalidad. Mi última pareja me soltó una vez “Yo soy así aunque me equivoque” y se quedó tan ancho. No cambiar de idea cuando se cometen errores no significa autenticidad o ser coherente con tu forma de pensar, significa ser inflexible y tener nula o escasa capacidad de autocrítica. También tiene que ver con la madurez, ser consciente de los resbalones de tu pasado y sabe en que estábamos equivocados. Juegan un papel importante los prejuicios, la tendencia a no admitir los diversos matices de las personas y la particularidad de las circunstancias, la comodidad a etiquetar en tan sólo dos grupos: los buenos y los malos. Sin embargo buscar el porqué de una manera de actuar o de pensar, analizar las particularidades, aceptar que no estamos en posesión de la Verdad, porque no existe, porque hay múltiples verdades, reconocer cuando hemos dañado y buscar la respuesta de porqué nos han hecho daño ponen a prueba la flexibilidad y la tolerancia que nos enriquecen y nos hace ser mejores.

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