martes, 18 de noviembre de 2008

Cabeza de turco (08-05-08)

Ayer me levanté como cada mañana, me preparé un café que en absoluto me supo dar las pistas sobre lo que después me esperaba. Llegué a mi empresa como de costumbre, abrí los correos laborales e hice balance de cómo administrar el trabajo que esperaba a ser resuelto. Mi compañera que regresaba de luna de miel se fijó en una foto nueva de mi sobrina que yo había colocado en la mesa y yo le comenté que tenía más fotos recientes de ella. A la vez que abría el cd donde las tenía guardadas salía el director general de su despacho con el ánimo más encabronado que de costumbre. Mala suerte, se fue a fijar en la pantalla de mi ordenador:
-¿Qué haces? Me preguntó
-Viendo unas fotos de mi sobrina le respondí
-¿Y lo tienes que hacer ahora?
-No
Aparte de los rigurosos buenos días y buenas tardes cuando me cruzaba con él esta era la primera vez que me dirigía la palabra. Al minuto me llama mi jefe a su despacho:
-Joder, Carmina, ya sabéis como es Ángel, ¿por qué no esperáis a que no esté él?
-Coño, José, que no le he visto, que sólo ha sido un minuto. Joder, que son unas fotos de mi sobrina.
Vuelvo a mi sitio y al rato viene mi jefe
-Joder, la que se ha liado. Ángel ha pedido que te preparen la liquidación...
Y yo me quedo sin palabras, sin reacción, a lo mejor todavía no ha sonado el despertador pienso... -Joder, joder, le voy a proponer que te sancionen 3 días, por favor, fírmalo sin rechistar
Me lo quedo mirando sin saber que decir y vuelve a su despacho.
Poco a poco reacciono... ¿una sanción? ¿Por qué? ¿Por haber cubierto mi puesto más el de otras dos personas durante las vacaciones? ¿Por qué cuando me ofreció que alguien me ayudase mientras mi compañera estaba de luna de miel le dije que no, que yo podía con todo el trabajo? ¿Por trabajar mucho y bien, además de involucrarme? ¿¿??
Me acerqué a su despacho y me senté a hablar con él:
-José, no voy a firmar ninguna sanción, no es justa, no he hecho nada malo. Tú ya sabes como trabajo, no hace falta que te lo diga.
-Sí, claro que lo sé.
-Sí, pero él no lo sabe.
-Sí que lo sabe, se lo he dicho muchas veces pero ya sabes como es.
-Pues entonces no lo entiendo, haz lo que tengas que hacer pero las chulerías es lo único que no soporto de una persona.
-Tranquila, tranquila, voy a intentar a hablar con él.
Por la tarde me esperan con mi despido improcedente y mi indemnización, no hemos podido hacer nada me dicen, ha sido una decisión personalísima... ¿Personalísima? Pero si este señor seguro que no recuerda ni mi nombre...Claro, hoy me he enterado. Lo que yo no sabía es que en realidad este señor está cabreadísimo con los resultados, con los números, con mi jefe y con el director de recursos humanos. Según lo que me han contado, “Está hasta los huevos de que estas dos personas quieran cambiar la empresa y la empresa va a ser como era antes” (yo soy el puto amo y baja la mirada cuando paso), y yo he sido su cabeza de turco, su arma para amedrentar al resto del rebaño. ¿He tenido mala suerte o buena?
Hoy cuando me iba un compañero me ha dado un abrazo, un abrazo sincero, firme, auténtico... Un compañero con el que tenía un trato normal, no era una de las personas con las que más me relacionaba. En ese abrazo iban muchos más, abrazos de rabia e impotencia.... Con eso me basta

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